En 2011, The Non comienza -y continúa hoy- como una broma con cierto estilo. Nadie aquí tiene idea técnica de tocar o escribir una nota concreta con acierto. No hay pretensiones, ni nada planeado en ninguna grabación del grupo. The Non deja simplemente surgir la música -y a veces las palabras- descubriendo cómo ésto puede hacerles reír y, a veces, crear un sonido interesante. Todo eso queda registrado en modestas pistas de sonido que acabarían teniendo títulos como Non, Hucos Pucos, Timmy el tiburón -el cual ha llegado a ser un personaje emblemático del grupo- o Improvisación total.
The Non no puede reunirse demasiado a menudo. Las grabaciones que acabarían resultando en el primer album del grupo se prolongan hasta septiembre de 2011, con los dos impulsores principales de The Non y una colaboración en la parte vocal. Ya que todo son improvisaciones con poca técnica -aunque con muchas ganas-, esas grabaciones no son aprovechables al 100 %. El grupo selecciona entonces momentos de éstas especialmente "inspirados" para recopilarlos en un trabajo más ordenado y limpio. Por suerte, cuentan con suficiente material para alcanzar el objetivo que se habían propuesto para esta compilación, aproximadamente la de un LP. Cada pista está rodeada de una historia que divierte a quienes la recuerdan mientras escuchan, y el sonido de este experimento es suficientemente curioso para ser compartido.
Por fin, The Non comparte su primer álbum, Uno, en la plataforma MegaUpload, con bastante éxito. El trabajo llega a ser definido como una divertida e interesante epopeya de música experimental. Pasado un tiempo tras el cierre de esta plataforma, The Non publica de nuevo el álbum, esta vez con una difusión mucho menor, en un canal de YouTube a nombre de Juan Magallanes, a día de hoy, cuenta intermediaria del grupo.
A pesar de que The Non se divulga entonces mucho menos que el año anterior, el grupo no tarda en publicar un nuevo tema, The Gamer Song, pieza que por casualidad acabó teniendo un final muy especial. The Non se divierten más que suficiente como para continuar las grabaciones, y se alegran de que esta diversión sin pretensiones se contagie a quienes las escuchan. Esta diversión hace que el dúo vaya contando con un número creciente de colaboraciones, pero sin perder en ningún momento la absoluta improvisación y lluvia de ideas sobre la marcha de las grabaciones. Tras una pequeña espera surge un segundo album, con la misma unidad que el primero, y las mismas ganas de experimentación que se ven, por ejemplo, en una melodía improvisada con una lectura sobre microbiología como letra, o en Blacksmith Scene, una pequeña joya del grupo. Y, faltaría más, sin perder el humor que les hizo improvisar temas como Timmy el tiburón.
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